Jesús la trató de una manera diferente. Diferente a cómo aquellos hombres la querían apedrear. La mujer ha sido sorprendida en adulterio. Jesús, como pro vida, se pone al lado de la vida: “….les dijo: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.” (Jn. 8:7). Mejor que arrojar una piedra, Jesús arroja a la mujer una segunda oportunidad, porque Él es el Dios de la segunda oportunidad. Jesús trata a la mujer de una manera diferente. En la Biblia, la mujer es vista como corregente: “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread…” (Gén. 1:28). También la ve como coigual: “Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón;” (1 Cor. 11:11) y finalmente como coheredera: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.” (1 Ped. 3:7). Dios dice: Traten bien a la mujer si quieren que yo los oiga. Jesús trata a la mujer de una manera diferente. Por lo que ninguna mujer jamás, debe pedir disculpas por ser mujer.