Alguien dijo que “el valor de una persona es como una bolsita de té. Nunca sabes lo que va a salir, ni cuál es su calidad, hasta que no le metes en agua bien caliente.”
Las adversidades son el agua caliente de la vida en la que muchas veces sentimos que estamos metidos. Las adversidades de una manera u otra nos permitirán mostrar nuestro valor y nuestra calidad como personas. Jefté tiene adversidades. Es desechado por sus medios hermanos, por ser el hijo de una mujer ramera. No lo quieren. Lo desprecian y le dicen: “No heredarás en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de otra mujer”. (Jueces 11:1-10). Sin embargo, cuando sus medios hermanos están en problemas, van a buscar a Jefté y éste, sin rencores, sorprendentemente los ayuda, convirtiéndose en caudillo de ellos.
Todos tenemos adversidades. Algunas adversidades tienen cara de desprecio o rechazo en la vida. Jefté en lugar de maldecir, o desquitarse, está dispuesto perdonar y ayudar a la gente a lograr lo que necesitan. Ante una adversidad algunos maldicen la obscuridad, mientras que otros, encienden una vela. Tú, enciende la vela que te permita superar la adversidad, cualquiera que esta sea. Si lo haces, ten la seguridad que la obscuridad de tu adversidad se disipará.