Cuando la señora de la casa, se encuentra con un ratón en la cocina, toma la escoba y trata de darle al ratón en la cabeza. El ratón nunca se detiene a ver a la escoba que le persigue. Sino que de inmediato busca la rendija por donde habrá de escapar. Y escapa. Un cristiano por muy difícil que sea su situación no se detiene. Busca la salida. Va a ver posibilidades. Un cristiano es un pensador de posibilidades. Un pensador de posibilidades se parece al colibrí que encuentra miel, en el desierto.
Un pensador de posibilidades ve lo que los demás no ven. David, ante un gigante llamado Goliat, ve en unas piedras lisas y su honda, posibilidades para vencerlo: “Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo.” (1º Samuel 17.30–40).
Un pensador de posibilidades ve los obstáculos como retos, y no como problemas. El pensador de posibilidades ve a los gigantes como oportunidad que la vida le da para su promoción. Sin la victoria sobre Goliat, David siempre hubiera sido un pastor de ovejas. Un pensador de posibilidades encuentra siempre la salida…