En plena boda, un colado le hace un comentario a un invitado: Oiga, ¿ya se fijó que la novia es bastante fea? De hecho, ¡es horrible! Pero, ¿qué le pasa? ¡No se exprese así de mi hija!
¡Ay, perdone! No pensé que usted fuera su papá. ¡No soy su papá, soy su mamá!
Es indudable que estamos viviendo tiempos de confusión porque no le hacemos caso a la Palabra de Dios, y a la Biología. La Palabra dice que: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. (Gen. 1.27). La biología determina el sexo de una persona. No es que se sienta una persona. Uno puede sentirse Superman, ponerse una capa, subirse a lo alto de un edificio y no por ello va a poder volar. Las fantasías de la ideología de género son engañosas. Una mujer jamás debe pedir disculpas por ser mujer. De igual manera un varón, no debe sentirse avergonzado por serlo. Luis de Equilaz ha dicho que “el matrimonio lo inventó el diablo con la ayuda de una suegra.” No es cierto. Dios inventó el matrimonio. Dios lo planeó para la felicidad del hombre y de la mujer. Desecha hoy la confusión.