Alguien dijo que los pavos pertenecen a la familia de las águilas. Sin embargo su peso les impide volar. Tristemente han sido condicionados por otros para dejarse comer en Navidad. Dios no desea que te dejes comer. Dios desea que seas como el águila. Para ello, Dios te da alas de águila: “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”. (Isa. 40:31). Dios espera que levantes alas como las águilas. Un águila vuela a 1,800 metros de altura, unos 16 kilómetros diarios. Nada la detiene. A un cristiano nada lo debe detener. No necesitamos: más fuerzas, más oportunidades, más habilidades, sino usar lo que tenemos. Usar las alas de águila para superar las montañas de la limitación, las tormentas del fracaso, los ríos de la adversidad. Volar como águila implica no ser como una gallina. Para una gallina las alas son una carga, mientras que para un águila son sus instrumentos de elevación. Para ti, las alas que Dios te da son una carga o son el instrumento para superar toda adversidad. Decide hoy usar tus alas de águila…